SENTIRSE COMUNEROS
Este fue el sentimiento que nos transmitió
D. Manuel Fernández Álvarez
Catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Salamanca.
Premio Castilla y León de las Ciencias Sociales y Humanidades 2006
(Tuve la suerte de que fuera mi profesor de Historia Moderna)
En 1520 el mal gobierno de Carlos V y, sobre todo, de sus ministros
flamencos, llenan de indignación a casi toda Castilla.
Se rebelan contra la idea de dejarse gobernar por una pandilla de rapaces políticos extranjeros que son a los que hace caso el joven Emperador; no en vano son los orgullosos herederos de aquellos antiguos castellanos que bajo
los Reyes Católicos habían forjado el Imperio español.
Y así surge la protesta en muchas ciudades de las dos Castillas, empezando
por Toledo pero extendiéndose pronto a muchas ciudades de la meseta
superior, como Salamanca, Segovia y Zamora.
Buscaban un nuevo gobierno, más justo y, sobre todo, más español y creyeron encontrarlo apoyándose en la figura de la reina Juana (apodada “la loca”), la madre del Emperador (Carlos I); por desgracia, la Reina ya no era capaz de regir su cabeza, cuando menos todo un Reino.
Y así aquel alzamiento acabó en un verdadero desastre en los campos de Villalar el 22 de abril de 1521. Apresados los tres cabecillas principales, Padilla, Bravo y Maldonado, al día siguiente eran degollados en la plaza del pueblo.
Y cuenta el cronista que cuando los llevaban al suplicio, el pregonero del Rey iba proclamando la dura sentencia como traidores a la Corona.
Y Juan Bravo aun tuvo entereza para replicar indignado:
“¡Traidores, no! ¡Defensores de la libertad, sí!”
23 de Abril. Villalar.
Hace un día estupendo, sol y temperatura agradable
Desde este exilio “pseudovoluntario” en el que me encuentro,
recuerdo la campa llena de visitantes,
unos con el deseo de pasar un día divertido comiendo paella, tortilla, pinchos…
en compañía de la familia y los amigos, mientras la música de flautas y tamboriles suena por doquier;
otros, enarbolando banderas,
con una reivindicación pacífica de cambios
Desde aquí, a todos, me gustaría enviaros mi deseo de que al igual que los comuneros,
un ansia infinita de libertad nos siga animando.
flamencos, llenan de indignación a casi toda Castilla.
Se rebelan contra la idea de dejarse gobernar por una pandilla de rapaces políticos extranjeros que son a los que hace caso el joven Emperador; no en vano son los orgullosos herederos de aquellos antiguos castellanos que bajo
los Reyes Católicos habían forjado el Imperio español.
Y así surge la protesta en muchas ciudades de las dos Castillas, empezando
por Toledo pero extendiéndose pronto a muchas ciudades de la meseta
superior, como Salamanca, Segovia y Zamora.
Buscaban un nuevo gobierno, más justo y, sobre todo, más español y creyeron encontrarlo apoyándose en la figura de la reina Juana (apodada “la loca”), la madre del Emperador (Carlos I); por desgracia, la Reina ya no era capaz de regir su cabeza, cuando menos todo un Reino.
Y así aquel alzamiento acabó en un verdadero desastre en los campos de Villalar el 22 de abril de 1521. Apresados los tres cabecillas principales, Padilla, Bravo y Maldonado, al día siguiente eran degollados en la plaza del pueblo.
Y cuenta el cronista que cuando los llevaban al suplicio, el pregonero del Rey iba proclamando la dura sentencia como traidores a la Corona.
Y Juan Bravo aun tuvo entereza para replicar indignado:
“¡Traidores, no! ¡Defensores de la libertad, sí!”
23 de Abril. Villalar.
Hace un día estupendo, sol y temperatura agradable
Desde este exilio “pseudovoluntario” en el que me encuentro,
recuerdo la campa llena de visitantes,
unos con el deseo de pasar un día divertido comiendo paella, tortilla, pinchos…
en compañía de la familia y los amigos, mientras la música de flautas y tamboriles suena por doquier;
otros, enarbolando banderas,
con una reivindicación pacífica de cambios
Desde aquí, a todos, me gustaría enviaros mi deseo de que al igual que los comuneros,
un ansia infinita de libertad nos siga animando.