LA SOCIEDAD ZAMORANA EN LOS SIGLOS X-XIII

Fuente: D.Salustiano Moreta, mi profesor de Historia Medieval en la Universidad de Salamanca.
En “Historia de Zamora”. Tomo I, editado por la Diputación en 1995.
A él le debo mi admiración por esta etapa de la Historia.

Desde criterios económico-sociales, en la sociedad zamorana existían señores y campesinos, nobles y caballeros, eclesiásticos y laicos, pequeños campesinos libres y campesinos dependientes.
Los clérigos formaban parte de los vecinos más privilegiados y estaban exentos de “pechar”.
Los caballeros-guerreros coexistían con grupos de comerciantes y artesanos. Los primeros formaban un grupo, social y jurídicamente privilegiado, que vivía de sus explotaciones agro-ganaderas y del botín de la guerra. A estos caballeros les estaban reservados los principales cargos de la ciudad y las villas debido a que durante la “reconquista” se concedía un estatuto jurídico privilegiado a los vecinos capacitados para combatir a caballo.
Por el contrario, los mercaderes y artesanos, cuyos ingresos procedían básicamente del comercio y de la producción de manufacturas, se encontraban imposibilitados para acceder a un estatuto de privilegio.




Había también minorías étnico-religiosas: los judíos y los moros o mudéjares (albañiles, arquitectos, boticarios y agricultores)

Fue una sociedad en conflicto:

1. Los campesinos zamoranos resistieron de manera solidaria o individual las exigencias señoriales y el pago de “diezmos”.

ACTIVIDAD 1:
• Explica en qué consistían esas exigencias
. ¿A qué estaban obligados los campesinos?.....

2. También se resistieron los vasallos al cumplimiento de otras “exacciones” feudales.

ACTIVIDAD 2:
• ¿Qué significan las palabras entrecomilladas: “pechar, reconquista, diezmos, exacciones” ?

3. Hubo pleitos entre los obispados para establecer los límites de las respectivas diócesis.

Por ejemplo, en el convento de las Dueñas.Zamora (Imagen adjunta):
El obispo D.Suero mantuvo un enconado conflicto con el monasterio de las Dueñas, excomulgando a 40 monjas en 1285
ACTIVIDAD 3
- Explica cuáles eran las consecuencias de la excomunión (no sólo a nivel religioso)
Ningún otro conflicto social medieval está tan arraigado en la memoria y en la tradición de la ciudad como el motín de la Trucha



EL MOTÍN DE LA TRUCHA

A mediados del siglo XII, sucedió que el pueblo se sublevó contra la tiranía nobiliaria y la subsistencia de sus rancios privilegios. Gobernaba entonces la ciudad, por designación real, el regidor Álvarez de Vizcaya, un déspota que aplastaba a nuestros antepasados con alcabalas y diezmos y gabelas que los iban reduciendo a la miseria. Entre los privilegios de que los nobles gozaban en aquella época se incluía un derecho de opción preferente sobre las mercadurías expuestas a venta pública en el mercado de la ciudad; sólo cuando los miembros de la aristocracia se habían aprovisionado de viandas, eligiendo siempre las piezas más lustrosas y apetecibles, podían abastecerse los plebeyos. Este privilegio, según establecían los fueros locales, se extendía hasta el fin de la hora tercia; desde ese momento hasta el mediodía era el turno de los burgueses y menestrales, que tenían que conformarse con las sobras.
Pero ocurrió un día que a la tienda de un pescadero llegó una famosa trucha de lomo moteado y muy sabrosa apariencia en la que ningún noble reparó mientras duró su prioridad.
Un maestro zapatero ya había acordado con el tendero el precio del pez cuando se interpuso en la transacción un criado del regidor Álvarez de Vizcaya invocando el mencionado derecho de opción preferente, que sin embargo ya había caducado, pues el sol se aproximaba a la mitad de su recorrido.
Trabóse allí mismo porfía y lluvia de mojicones entre el criado y el zapatero, a la que pronto se sumaron otros menestrales y lacayos de la nobleza hasta que, en medio del tumulto, el zapatero pudo llevarse la trucha, convertida ya en trofeo y estandarte del motín que se avecinaba.

Esa misma tarde los nobles, rencorosos de la simbólica derrota, se reunieron en la iglesia de Santa María la Nueva, para celebrar una asamblea en que se adoptarían las medidas de escarmiento contra el pueblo levantisco.
Los plebeyos, a su vez, hartos de soportar vejaciones, se juntaron, mientras tanto, en una campa extramuros de la ciudad y decidieron acabar por las bravas con aquella insufrible dominación. Armados con los aperos de su oficio, hoces y bieldos y trillos, gubías y garlopas y punzones, rodearon la iglesia y conminaron a los nobles a disolver el conciliábulo y a dimitir de su prepotencia. Como los nobles, acogidos a sagrado, se creían a salvo de cualquier intemperancia de la chusma, respondieron con gran ludibrio e hilaridad a sus vindicaciones y se carcajearon de sus amenazas, cada vez más enconadas a medida que crecían las risas dentro de la iglesia. Pero aquella nobleza infatuada de sus privilegios calibró mal el aguante de sus vasallos, que trancaron las puertas de la iglesia, apilaron haces de leña junto a los muros y les prendieron fuego con una tea.
Así fue como la nobleza de nuestra ciudad levítica (Zamora) pereció, abrasada por el fuego o asfixiada por el humo que entraba en la iglesia por rendijas y ventanas; ni las plegarias que dirigieron a Dios, ni las tardías peticiones de clemencia bastaron para ablandar el corazón de los plebeyos.

Y aquí, de repente, irrumpía el milagro, con su perfume de poesía, en mitad de la prosa tremebunda de la leyenda: cuando las llamas ya alcanzaban el sagrario, embravecidas por esa lujuria que produce el olor de la carne socarrada, las Hostias consagradas que allí se custodiaban escaparon a la incineración. Como una bandada de cándidos pájaros que emigran en pos de un clima menos riguroso, las Hostias abandonaron el copón, sobrevolaron las llamas y se colaron por una tronera, para ir a refugiarse a otra iglesia.



Aquí tenéis la imagen de Santa María la Nueva escenario del famoso “Motín de la Trucha” en 1158 y reedificada en los años siguientes. El origen de esta leyenda recoge el conflicto habido entre la nobleza y los artesanos de la ciudad, que estalló por la disputa en torno a la compra de unas truchas. El enfrentamiento finalizó con el encierro de los nobles en la iglesia y el incendio de ésta por los comerciantes. Anteriores al incendio son la fachada sur y el ábside central que datan de principios del S.XII. Después del fuego, se hizo el arco principal y dos estancias adosadas a ambos lados de la cabecera, las tres naves se redujeron a una y se levantó una torre fortaleza con el cuerpo bajo interior abovedado.